Lunes, 31 de Octubre de 2022

Responsables del endeudamiento público: ¿Quién es Alfonso Prat Gay?
Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir en WhtasApp

Recordado por sus dichos denigrantes y peyorativos hacia campo de lo nacional, popular y federal, el primer Ministro de Economía de Macri, logró endeudar a la Argentina por el 55% del PBI, incrementando el stock de deuda pública en más de 35 mil millones de dólares.
Inaugurando "el mejor equipo de los últimos 50 años" , el primero de los Ministros de Economía del gobierno de los "CEOS" inició el festival de endeudamiento y fuga de capitales de la gestión macrista.
Por Florencia Melo

Economista por la Universidad Católica Argentina, Magíster en Economía por la Universidad de Pennsylvania, EEUU. Trabajó para J. P. Morgan en Nueva York, Londres y Buenos Aires. Creó y presidió la fundación ANDARES, dedicada al apoyo de las microfinanzas. Actualmente dicta cursos de posgrado en la Universidad Torcuato Di Tella. 

Alfonso Prat-Gay fué el Ministro de Hacienda y Finanzas Públicas de la Nación desde el 10 de diciembre de 2015 hasta el 26 de diciembre de 2016, cuando Macri pidió su renuncia y dividió en dos el Ministerio: Luis Caputo en Finanzas y Nicolás Dujovne en Economía. Anteriormente fué presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA) en el periodo del 2002 al 2004 durante las presidencias de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner. Diputado Nacional por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires entre los años 2009 a 2013 y Presidente del Bloque de Diputados de la Coalición Cívica ARI. También se desempeñó como Presidente de la Comisión de Finanzas en la Cámara de Diputados de 2011 a 2012. 

A los pocos días de haber asumido como Ministro del equipo Macrista, en enero del año 2016 hizo peyorativas referencias discursivas hacia "algún provinciano" que podía llegar a la capital y quedarse con todo el poder. Habló de un santiagueño, con absoluto menosprecio a ese origen y luego, con una mezcla de altanería y soberbia, de la “grasa militante”que era necesario “eliminar”, según sus propios dichos.

El ministro de Finanzas se olvidó que, excepto el inmigrante catalán que le dio su apellido por varonía, su sangre es mayoritariamente provinciana (tucumana, y fundamentalmente santiagueña)

En términos económicos las palabras del ministro Prat Gay son idénticas a las pronunciadas por Domingo Cavallo, cuando se reestructuró la deuda en 1993, a través del Plan Brady. En aquel momento la deuda era de 62.000 millones  y en 1999 de 145.000 millones de dólares. El exitismo aquél, quedó sepultado por la realidad de lo que significaron esas operaciones financieras.

Sin embargo, años más tarde, Prat Gay en sus declaraciones como Ministro volvió  al mito de “Deuda = Inversión y Desarrollo”, pero eso significó la dependencia a los mercados financieros. El gobierno anterior incluyó en la Ley de Presupuesto la autorización para emitir deuda por casi 23.500 millones de dólares. El Congreso, inaugurando la era macrista, aprobó la Ley para pagar a los holdouts, ampliando esa suma en 12.500 millones de dólares. El Ministro Prat Gay a través de una resolución, dispuso la emisión de Bonos Externos por 16.500 millones de dólares, que no fueron registrados en la Securities Exchange Comission (SEC) de los Estados Unidos. A este desastre financiero se sumó el decreto n° 594, por el cual el Presidente Macri emitió 10.000 millones de dólares más para acceder al mercado doméstico de los Estados Unidos. Deben agregarse también los 5.000 millones de dólares colocados anteriormente en Bancos extranjeros, siendo este el comienzo de una descomunal emisión de bonos soberanos como no se tenía memoria. Se destaca que todos esos compromisos  quedaron sujetos a la legislación de los Estados Unidos, a la jurisdicción de los Tribunales de Nueva York, renunciando a oponer la defensa de inmunidad soberana. Los agentes colocadores, ex colegas del Ministro, como el Citicorp, HSBC, JP Morgan, se beneficiaron con tasas de interés promedio del 7% y en algunos casos más.

A aquella ingeniería económica que acababa de insertarnos "en el mundo" se le sumaron la deuda cuasifiscal del Banco Central que excedió los 37.000 millones de dólares con tasas de interés promedio del 38% anual. Esta deuda en letras (Lebac y Nobac, eran a corto plazo entre 44 y 60 días) y sirvieron para aplacar someramente la subida del dólar. Su gestión fué la típica de los economistas ortodoxos liberales que siguen siempre las mismas recetas de ajuste que terminan agravando la situación económica y social.

Por aquellos días los principales medios de comunicación anunciaban que salíamos del default, lo cual no fué cierto, porque los acuerdos fueron por 9500 millones, y si bien es cierto que el Juez Griesa levantó las restricciones, hay todavía 2.000 millones de dólares que restan cancelar en bonos que aún hoy engrosan el stock de deuda pública. 

Durante su administración como Ministro, el sector público generó nueva deuda externa en moneda extranjera por 35.600 millones de dólares, convirtiendo a la Argentina en el mayor tomador de deuda en el mundo de ese año. De esta manera la deuda total alcanzó los 250 mil millones de dólares, cifra equivalente al 55% del PBI, incluyendo los bonos emitidos para pagar a los fondos buitres y también lo que aún se adeuda al reducido grupo de bonistas que no ingresaron a los canjes de deuda. 

Este escenario revela el ritmo acelerado por el cual el gobierno macrista decidía recurrir al endeudamiento externo para enfrentar la restricción externa (escasez de divisas por déficit en la balanza comercial) en la que se encontraba la economía argentina. Muy sencilla solución teniendo en cuenta que el nivel de endeudamiento heredado de la gestión anterior que resultó inéditamente bajo para la historia reciente de la economía argentina, así como también en la comparación internacional. La deuda representaba, antes de la catástrofe macrista, el 13 % del PBI. Cerrado el pago a los fondos buitre validando las condiciones impuestas por esos acreedores, se allanó el camino para el endeudamiento externo que hoy condiciona cualquier intento de construir cierta autonomía.

Nos preguntamos entonces : ¿Es conveniente recurrir a tomar financiamiento externo si las condiciones son propicias para hacerlo? Para responder a este interrogante deben considerarse dos dimensiones: el nivel de deuda a asumir, y el destino de los fondos de tal endeudamiento. Dentro de parámetros de deuda en relación al PBI lógicos, puede considerarse la alternativa. Ahora bien, el destino de los fondos debe apuntar a garantizar una mejora sustancial en la capacidad de repago futura. No es lo que ocurrió durante esa etapa. Según el presupuesto nacional, se proyectaba un déficit primario de 4,2% del PBI y un déficit financiero de 6,8 % del producto. Cruzando esta información con los datos del BCRA se observaba claramente que el financiamiento de estos niveles de déficit provendría del endeudamiento externo. Es simples palabras: deuda en dólares, para financiar gasto corriente en pesos. Además, los datos del propio BCRA mostraron una salida de divisas que entre remisión de utilidades al exterior y fuga de capitales, alcanzó a más de 10 mil millones de dólares para fines de 2016. Los dólares que ingresan por endeudamiento externo -que recae sobre la población toda-, financian la salida de capitales de un pequeño grupo de especuladores y el déficit generado por la caída de la recaudación, consecuencia de políticas de concentración de ingresos, debilitamiento del mercado interno y destrucción de las industrias nacionales.

Lo más alarmante es la utilización de estos recursos que comprometen el futuro del país al acumular significativos intereses a pagar. Al analizar los datos del periodo se contempla que las divisas que ingresaron por la vía del endeudamiento macrista durante su primer año de gestión se destinaron a:  1° formación de activos externos (fuga de capitales), 2° turismo al exterior, 3° remisión de utilidades y 4° pago de deuda externa e intereses, entre lo que se destaca el pago acordado con los fondos buitres.