Lunes, 2 de Octubre de 2023

El observatorio de la deuda pública deja al descubierto la deuda silenciada por las noticias de divulgación de datos oficiales.
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Cuando se hace alguna referencia a la deuda, en los medios o en el debate político, sólo parecen contar las obligaciones que se han refinanciado con el Fondo Monetario Internacional, deuda que actualmente es de 42.000 millones de dólares, aunque la deuda total del país haya subido al segundo trimestre de este año a USD 403.836 millones , si bien en agosto de este año se redujera a USD 395.395 millones
Por Alejandro Olmos Gaona

Según lo informado por el Ministerio de Economía en el octavo mes del año 2023, el stock de deuda bruta ascendió a un monto total equivalente a USD 395.395 millones, de los cuales USD 392.906 millones se encuentran en situación de pago normal. El 32% de la deuda en situación de pago normal es pagadero en moneda local mientras que, el 68% restante, en moneda extranjera. Con respecto al mes anterior, la deuda en situación de pago normal disminuyó en el equivalente a USD 10.175 millones, representando una disminución mensual del 2,52%. La variación se explica por el crecimiento de la deuda en moneda extranjera en USD 6.934 millones y la disminución de la deuda en moneda local por un monto equivalente en dólares de USD 17.109 millones.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: Ministerio de Economía (septiembre 2023)

Como se advierte, sin bien la deuda en moneda extranjera volvió a subir, la deuda en moneda local no disminuyó, aunque el ministerio de Economía hable de una disminución, sino que como siempre las sumas se miden en dólares, al producirse la devaluación posterior a las PASO, esa deuda en moneda local medida en dólares disminuyó, ya que no era lo mismo medirla con un dólar oficial a 277 pesos, a medirla ahora en septiembre a un dólar oficial a 355 pesos.

Esto es así ya que como informa el ministerio de Economía “Por recomendaciones de manuales estadísticos y a partir de definiciones internacionales, se utiliza el dólar como unidad de cuenta para dar comparabilidad y estandarizar las estadísticas. De esta forma, todas las cifras se expresan en su equivalente en dólares aplicando el tipo de cambio del último día hábil del período para convertir a dicha moneda las restantes deudas emitidas y pagaderas en: pesos, derechos especiales de giro (DEG), euro, yen, etc.”

Una de las cuestiones, permanentemente difundidas por economistas y dirigentes políticos, es que la deuda es producto del déficit fiscal, ya que para cubrir el mismo el Estado se ha endeudado en su momento con acreedores privados y después ante la imposibilidad de acceder a esos créditos, la deuda se ha contraído localmente a través de letras del Tesoro, o bonos colocados en las propias instituciones públicas. Esto es parte de una recurrente ficción instalada, y que no refleja la realidad de las cuentas públicas, bien leídas y no a través de un inconsistente y superficial análisis.

Cuando irrumpió la dictadura militar, comenzó en la Argentina un proceso de endeudamiento sostenido, que no se detendría nunca, y que sería el alimento necesario para el crecimiento del déficit, ya que ante la enorme deuda que se dejara los sucesivos gobiernos, siguieron emitiendo bonos para financiar el déficit. Un ejemplo claro de ese sistema fue lo ocurrido después de la instrumentación del Plan Brady en el año 1992. A partir de allí siempre las cuentas públicas daban superávit primario entre lo que se gastaba y los ingresos percibidos, pero ese superávit se convertía en déficit debido a los pagos de los intereses de la deuda. Para financiar ese déficit se emitían bonos, y la deuda volvía a crecer. En resumen, que el déficit es consecuencia de la deuda y no la deuda consecuencia del déficit.

A la enorme deuda pública, se suma aquella más invisibilizada, aún, pero de características explosivas que es la deuda cuasi fiscal (Leliq) del Banco Central de la República Argentina que ha llegado al 23 de septiembre a la suma de 22.151.398.980.000, excediendo los 22 billones de pesos, con una tasa de política monetaria del 118%, lo que significa pagos mensuales a los bancos por parte del Banco Central de más de un billón de pesos de intereses. Esos pagos, se hacen a través de nuevas refinanciaciones, por un lado, con el consiguiente aumento de esas letras de liquidez, y por el otro, mediante emisión monetaria, en una especie de círculo vicioso, del que nadie habla como salir, pero que muestra un Banco Central, con reservas comprometidas y una deuda que pone en evidencia el estado de quebranto en el que se desenvuelven las operaciones.

Este aumento exponencial de las Leliq, es de tal magnitud, que cuando se produjo el cambio de gobierno en el año 2019, la deuda por esas letras era de 1.700.000.000.000, por lo cual después de 3 años, ha subido más de 22 veces, sin que existan propuestas destinadas a ver como se desactiva esa deuda.

Es de toda evidencia, que ninguno de los gobiernos constitucionales, ha enfrentado con decisión el problema de la deuda, ya que violando de manera expresa la ley las obligaciones se siguieron refinanciando, y salvo la quita del año 2005, que determinó una acotada reducción, el sistema de la deuda perpetua siguió su camino ascendente, sin que se haya detenido en algún momento. Algunas cifras son un ejemplo: Cristina Kirchner dejó una deuda pública de 265.665 millones de dólares. Macri dejó una deuda pública de 323.065 millones, incluido el descomunal crédito del FMI. Las cifras de hoy las consignamos más arriba.

En varios momentos hemos planteado la necesidad de varias acciones, para arribar a una solución y no seguir con el sistema, pero a nadie se le ha ocurrido considerarlas, ya que no solo historiamos los procesos y los mostramos, elaboramos proyectos para terminar este flagelo:

  1. Hacer un censo obligatorio de acreedores, para identificar quién son los reales tenedores de la deuda, ya que siempre se negocia con fondos de inversión, y allí tienen sus activos funcionarios, empresarios, banqueros, etc. Eso permitiría conocer a través de información cruzada con la AFIP, ver si los tenedores cumplieron con sus obligaciones fiscales.

  2. Hacer una auditoría general de la deuda, teniendo como base, a la investigación existente en el Juzgado Criminal y Correccional Federal N° 2, que ya lleva 40 años de trámite De tal manera identificar responsables, violaciones al orden público, y destino de los fondos recibidos.

  3. Reclamar a las empresas que estatizaron la deuda privada en 1982, la devolución de todo lo pagado por el Estado. Durante décadas. Para tener una idea de la importancia de esa suma, en el año 1984, representaba la mitad de la deuda que tenía el país en 1984

  4. Plantear la odiosidad de la deuda de la dictadura, en tribunales internacionales, lo que nunca se le ocurrió a ningún gobierno hacerlo, a pesar de las contundentes evidencias existentes en la causa existente en los tribunales federales.

  5. Identificar a todos los responsables de las distintas violaciones al orden público en la contratación de deuda.

Todos estos planteos, seguramente generarían conflictos con los sectores involucrados, pero mostrarían un panorama distinto para enfrentar uno de los mayores condicionantes de nuestro futuro económico, ya que no existe manera alguna de salir de la decadencia en la que nos encontramos, si seguimos alimentando un sistema de la deuda, cuyos resultados están a la vista.

 

 

 

 

 

 

 

 

QR para ver presentación gráfica del Informe del Ministerio de Economía