Lunes, 28 de Agosto de 2023

Profundo dolor en el Observatorio de la Deuda Pública tras el fallecimiento del Dr. Federico Delgado, Fiscal Federal y miembro del consejo asesor de nuestro observatorio
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Desde el Observatorio de la Deuda Pública expresamos nuestro profundo dolor frente a la inmensa pérdida que significa el fallecimiento de nuestro asesor y amigo, el pasado 26 de agosto, Federico Delgado: Un inclaudicable luchador por la justicia y el estado de derecho

El sábado a la tarde murió en Buenos Aires, el Dr. Federico Delgado, que estaba a cargo de la Fiscalía Federal en lo Criminal y Correccional N° 6, y era miembro del Consejo Asesor del Observatorio, además de un entrañable amigo.

 

Había nacido en Buenos Aires el 7 de octubre de 1968, además de abogado, era licenciado en Ciencias Políticas, carreras que cursó en la universidad de Buenos Aires (UBA). También realizó los postgrados “El Sistema Penal. Cuestiones fundamentales y su Problemática Actual”, en la UBA, y “Reglas Internacionales contra la Corrupción” en la Universidad Católica Argentina (UCA).

 

En el año 2001  fue nombrado como adjunto en la Fiscalía 6, hasta que ocupó su titularidad, cuando Eduardo Freiler fue designado en la Cámara Federal, y desde allí lucho incansablemente porque se hiciera justicia en causas de gran repercusión pública

 

Como fiscal tuvo causas como la del pago de sobornos en el Senado de la    Nación, el mega canje de la deuda externa, la Masacre de Once, los Panamá Papers y la tragedia de Time Warp, los bolsos de José López, las redes de trata de personas y las violaciones a los derechos humanos cometidas durante la dictadura en el Primer Cuerpo del Ejército.  También investigó la corrupción de Odebrecht  y sus conexiones locales. 

 

Además, aunque ningún medio lo ha recordado, fue el Fiscal de las causas del endeudamiento externo desde el año 2000, hasta su fallecimiento, habiendo hecho una enorme labor en la fiscalía para acumular pruebas, aportar documentos, incentivar a peritos y llegar hasta la Procuración General de la Nación para que se hiciera algo, ante la inacción que veía en el tribunal instructor. En esas causas están sus medulosos dictámenes, la claridad de sus argumentaciones jurídicas, y el esfuerzo constante para que se imputara a los responsables y finalmente se hiciera justicia.

 

Siempre fue muy crítico sobre el Poder Judicial y el funcionamiento del Ministerio Público Fiscal. También se refirió críticamente a los tiempos de la Corte Suprema, y respecto de este tribunal uno de sus últimos comentarios fue: "A cualquier juez del país le llegan casos y tiene un término especial para tomar una decisión, un mes, dos meses o tres días. Nuestra Corte no tiene plazos para fallar. Eso es algo malo, fomenta las condiciones para que se haga el muñequeo del expediente. Eso se arregla con una ley".

 

Escribió una gran cantidad de artículos para ayudar a pensar sobre los vínculos del poder y la sociedad que queremos y libros como “ Injusticia” “La cara injusta de la justicia” (en colaboración con Catalina D'Elía), “República De La Impunidad, “Anatomía de un sistema judicial que no hace justicia”, Ninguna de las cuestiones relacionadas con el sistema penal y el derecho le era ajeno, y siempre estaba presente su palabra oportuna,  sus reflexiones profundas, y el  conocimiento de como funcionaba en realidad el Poder Judicial, sujeto a presiones, a operadores de los distintos gobiernos que pretendían alterar el resultado de las causas. El martes pasado, publicó una columna de opinión en el Diario Ar titulada "El derecho al Estado y la pobreza legal", donde reflexionaba sobre los agitados tiempos electorales y la utilización del recurso al “Estado de derecho” y al de la “gobernabilidad”, como "conceptos que pueden ir juntos o ingresar en una contradicción muy costosa para la vida de todos los ciudadanos".

 

En más de una oportunidad se mostró a favor de que todos los jueces y fiscales pagaran el impuesto a las Ganancias "por una cuestión de equidad" y porque no hacerlo "es intolerable para la sociedad", y pueden verse sus expresiones sobre la realización de la justicia y lo que debía hacerse para apartarla de manipulaciones y obstáculos que la desnaturalizaban.

 

Si bien “Fede” iba a programas de televisión a contar los déficits del funcionamiento de la justicia, nunca habló de la persecución judicial de la que fue objeto, de que le armaron causas para apartarlo de la Fiscalía, de que se llegó al extremo de citarlo a prestar declaración indagatoria como si fuera un delincuente común. Solo pocos amigos lo sabíamos y tratamos de impugnar al magistrado que había tenido la audacia de cuestionar su probidad y su ejemplar desempeño en la Fiscalía Federal. Ese problema personal lo tuvo muy preocupado, y en silencio lucho para desvirtuar esa acusación injusta, hasta conseguir que todo se terminara.

 

En estas épocas de magistrados claudicantes, de fiscales que sobreactúan, de jueces complacientes con el poder político de turno, de aquellos que tuercen la recta interpretación de las normas legales en beneficio de particulares poderosos o de gobiernos corruptos, Federico Delgado fue un ejemplo de Fiscal, ya que siempre actuó con espíritu de justicia y rectitud de juicio, además de un gran valor personal, que lo hizo enfrentar poderosos intereses que nunca le perdonaron que los pusiera en evidencia. Fue así que enfrentó a jueces, fiscales, empresarios y abogados de narcos que se lo quisieron llevar puesto y lo amenazaron. Pero nada lo detuvo en ese afán insaciable de hacer lo que correspondía, aunque le llovieran críticas.

 

Sus conocimientos del derecho eran enormes, y los completaba con una erudición nada común en los ámbitos judiciales, sumando su gran entendimiento de la ciencia política que le permitía trabajar con más amplitud, en causas de gran relevancia institucional. Pero fundamentalmente era una gran persona, en quien se podía confiar, porque siempre tenía a mano una reflexión oportuna, un juicio prudente, y una comprensión de todo lo humano que resultaba admirable.

 

Su aspecto descontracturado y austero llamaba la atención en los envarados pasillos de Comodoro Py, y la puerta de su despacho siempre estaba pronta para escuchar a todos aquellos que iban con alguna inquietud justificada, sabiendo que siempre iban a encontrar alguna respuesta, tan diferente a otros inaccesibles magistrados, que siempre estaban invisibilizados detrás de las formalidades burocráticas propias del Poder Judicial.

 

Cuando se constituyó el Observatorio y le propusimos sumarse, no solo no dudó, sino que siempre estuvo disponible, para evacuar consultas, enviarnos dictámenes y abrirnos sus archivos para que pudiéramos buscar aquello que podía interesarnos. En un Conversatorio que hicimos en la Casa de San Luis, todos los participantes pudieron nutrirse de sus conocimientos, habiendo hecho una descripción exacta del funcionamiento de la justicia. También nos acompañó a la Universidad de la Punta, donde expuso toda la problemática del endeudamiento externo, las dificultades de la investigación y que era lo que debía hacerse para terminar con años de impunidad.

 

Su desaparición física es una circunstancia que no tenemos otra alternativa que asumir, pero sabemos que Fede va a seguir acompañándonos en todo lo que hagamos para que se haga justicia.